Panamá mantiene grado de inversión, pero la rebaja sí podría repercutir en el bolsillo de los panameños
- 28/11/2024 00:00
- 27/11/2024 20:23
La rebaja de a ‘BBB-’ de ‘BBB’, con perspectiva ‘estable’ no sorprendió ni a las autoridades ni a los economistas y concuerdan que pareciera apresurada. Economistas y financistas confirman que la discusión de la reforma a la Caja de Seguro Social, la recaudación y corregir el gasto en funcionamiento son claves para mejorar El 26 de noviembre de 2024, S&P Global Ratings bajó la calificación soberana de largo plazo de Panamá a ‘BBB-’ de ‘BBB’, con perspectiva ‘estable’, siendo la segunda rebaja de las tres calificadoras internacionales con las que el país se mide. Y, aunque los economistas y el titular del Ministerio de Economía y Finanzas, Felipe Chapman, afirman que Panamá mantiene el rango de grado de inversión, la rebaja sí podría repercutir en el bolsillo del panameño.
La baja de calificación a ‘BBB-’ refleja el debilitamiento de la flexibilidad y desempeño fiscal de Panamá, debido a una mayor carga de intereses que aumentó su vulnerabilidad a condiciones económicas adversas.
Asimismo, S&P tomó en consideración el perfil de flexibilidad y desempeño presupuestario de Panamá, ya que espera que el país siga una trayectoria gradual de consolidación fiscal; también el institucional y económico, que aborda el posicionamiento estratégico del país en el comercio mundial y consideró que un sector financiero sólido favorecerá el crecimiento; y el capital político del presidente, José Raúl Mulino podría facilitar la implementación de reformas para abordar los desafíos fiscales.
Posibles repercusiones
Para explicar las posibles repercusiones de la rebaja a la ciudadanía, La Estrella de Panamá consultó al expresidente del Colegio de Economistas de Panamá, Adolfo Quintero, quien de primera mano aclaró que Panamá pese a recibir una segunda baja en su calificación, no ha perdido el grado de inversión y todavía cuenta con las posibilidad de revertir lo ocurrido y mejorarlas a largo plazo.
“No hemos perdido la calificación de riesgo, pero sí conlleva una posible alza en los costos de inversión. La adquisición de dinero fresco en el exterior será más alto para el Estado y para las empresas que aquí operen, trasladando ese costo al consumidor, ya que una buena calificación de riesgo disminuye los costos [de los intereses de nuevos préstamos]”, dijo.
Indicó que al igual que un semáforo, Panamá está en la “luz amarilla”, y que al gobierno le toca “poner en orden las finanzas públicas, hacer un buen uso del presupuesto existente y que éste tenga un efecto positivo y multiplicador en la economía tanto en inversiones como en el gasto, para que le dé confianza al inversionista nacional e internacional”.
El 28 de marzo, Fitch Ratings rebajó la calificación soberana del país que pasó a ‘BB+’ de ‘BBB-’, luego de 14 años de ostentarla.
Además de pagar más por los intereses de nuevos préstamos a criterio de Quintero, en el mercado de valores también será impactado con la rebaja, ya que los inversionistas que adquieren deuda pública panameña podrían abstenerse y optar por otras alternativas con calificaciones más altas.
Señaló que independientemente de la rebaja de S&P Global Ratings y de Fitch Ratings, Panamá cuenta con ventajas que no están siendo aprovechadas, entre ellas, indicó están los depósitos en dólares.
“Panamá tiene una ventaja que no es aprovechada con la rebaja y es el dólar estadounidense, ya que de tener el balboa en circulación sí sería un poco más difícil por el sistema de cambio de divisas, pues el dólar es una moneda que no pierde su valor. Además, los inversionistas que no pueden depositar en Estados Unidos, podrían hacerlo en dólares en Panamá. Siendo el dólar una moneda que no pierde valor y tiene de respaldo la potencia más grande del capitalismo, Estados Unidos”, agregó el también catedrático de la Universidad de Panamá.
Adelantó que si Moody’s Rating se pronuncia y esa calificación es negativa, la situación financiera del país se ajusta un poco más, ya que no es prudente decir que se agrava.
No obstante, Quintero mostró preocupación por la imagen del país, ya que la discusión de la reforma de la Ley 51 de la Caja de Seguro Social, podría incidir negativamente. “La reforma es algo que miran las calificadoras de riesgo aunque sea un tema interno del país, su discusión final, sí tendrá repercusiones a nivel internacionales, ya que en la medida en que nosotros [como país] nos pongamos de acuerdo y salgamos con una propuesta de la reforma será algo que vean y analicen los inversionistas” y bancos internacionales que prestan a Panamá, apuntó.
Déficit
Para el decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Panamá, Rolando Gordón, la segunda rebaja significa mucho. “Estamos a punto de perder el grado de inversión, y de allí para abajo se declara lo que es una inversión o bono basura, y aunque no ha sucedido todavía la pérdida del grado de inversión, podría suceder dentro de un año a dos, de no mejorar el rumbo de las finanzas del Estado. El problema es que en Panamá, las finanzas [públicas] no han mejorado en los últimos tres años”, destacó.
A manera de referencia citó el último informe del déficit fiscal, donde Panamá alcanza un 6,1 % para el año 2024, lo que significa en términos absolutos del PIB nominal proyectado unos $86.885 millones, lo que implica que este año se ha gastado más de que lo que ingresó. “Los gastos superan en cerca de $5.000 millones los ingresos y eso hay que financiarlo, y cómo hacerlo, pidiendo préstamos. Y si eso continúa, lógicamente que los inversionistas extranjeros no se van a negar a dar el préstamo, pero a una mayor tasa de interés”, aseguró.
“Cualquier país puede perder el grado de inversión, pero eso no significa que no podrá llegar al mercado o regresar a tener grado de inversión, pero la gran mayoría [banca internacional] quizás le preste más caro, debido a que corre un riesgo mayor de que no le paguen a tiempo. Si te prestaba al 7 % ahora lo haré al 10 % o al 11 %, que sería un golpe duro para la economía nacional”, dijo como ejemplo Gordón.
“Ningún país puede vivir sin préstamo. En el caso de Panamá, la deuda a octubre ya está en $52,3 millones y los intereses están altísimos. Hoy, Panamá cubre solo los intereses, con los $2.500 a $2.700 millones que aporta cada año el Canal de Panamá, no capital”, alegó el docente superior.
Sentenció en que el Estado tiene que ver cómo soluciona la situación. “Un primer paso es recortar gastos y gastos de funcionamiento, y no el gasto de inversión, el problema es el gasto de funcionamiento que ha creado una gran burocracia con casi un cuarto de millón de empleados públicos, y para cubrirla destinan más de $4.000 millones al año, y eso no es correcto”, declaró.
Consideró que hay que reducir la planilla de una forma inteligente, “no es botar por botar sino que en la medida que ese trabajador se pensione por vejez, la plaza sea cerrada”.
En cuanto a la recaudación recalcó que “mientras que el Estado no recaude los impuestos le será muy difícil imponerle a la población más impuestos. Al año, la evasión o lo que no se paga ronda los $7.500 millones, como ha dicho el propio Gobierno, y lo que se requiere es un plan. Si en los próximos dos años, el Gobierno recauda al menos la mitad de lo adeudado [$7.500 millones] en impuesto, le estaríamos mandando un mensaje a las calificadoras de riesgo, que Panamá tiene un plan para disminuir evasión y un programa para bajar la burocracia”, expresó Gordón.
Confianza El economista y también expresidente del Colegio de Economistas de Panamá, Raúl Moreira, hizo hincapié en que aunque la calificadora bajó la calificación soberana del país, en su reporte expresó que mantiene confianza en el país, pese a su complicada situación fiscal.
Hay la posibilidad de que se tomen medidas [correctivas] que en el caso de esta agencia establece como parámetros fundamentales, la contención del gasto y el incremento del nivel de los ingresos.
Moreira es de la opinión que la calificadora se apresuró un poco en tomar la decisión, ya que el déficit fiscal está por debajo del 7 %, con respecto al producto interno bruto; sin embargo, eso no es lo que va a reflejar hasta final del año, pues todavía falta que se incorpore el aporte del Canal de Panamá y los dividendos de empresas públicas, lo cual haría que este déficit estuviera bajando al valor de 4 %.
“Una rebaja en la calificación de riesgo definitivamente que afecta el valor de la deuda panameña, hace que el interés que se pague por las emisiones sea mayor. Con la emisión del cuarto puente se hizo una emisión del 9 %, cuando estábamos acostumbrados a hacer misiones de 3 %, lo cual significa que se va a pagar más dinero en concepto de intereses de la deuda panameña”, sostuvo.
Citó los intereses en el presupuesto [para la vigencia 2025], ya que son mayores al último aporte que dio el Canal de Panamá. “Una mayor cantidad de dinero para pagar intereses significa menos disponibilidad para financiar proyectos que satisfagan la necesidad de la población como escuelas oficiales, carreteras y demás, por lo tanto, esta situación es algo que sí en realidad afecta a todos los panameños por igual”, advirtió a La Decana.
La postura del gobierno En tanto, Fausto Fernández, viceministro de Finanzas, indicó a este medio que Panamá tiene un plazo de 12 meses para hacer los cambios necesarios tras la rebaja de calificación de S&P. “Ya estamos trabajando en esos cambios y parte de todo del proceso de presupuesto está orientado a encontrar a donde están esas deficiencias fiscales, hacer control de gastos y concentrarnos en recaudación, específicamente.
“Estamos mandando las señales correctas al mercado y somos fiscalmente más responsables, pues eso no nos baja el costo de deuda, que es muy importante cumplir con los compromisos a largo plazo. Es por ello que nos hemos centrando en eso en los últimos meses, porque sabemos que la situación que más preocupa es el tema de las tasas de interés, que a pesar de que internacionalmente están bajando, esa baja no se refleja automáticamente en la banca y particularmente en los créditos que ya nosotros [Estado] tenemos contratados”.
Explicó que “en la medida en que van venciendo los préstamos o el nivel de deuda para el 2025, esa deuda será un poco más cara, por lo tanto tenemos que ser muy acuciosos, sobre cómo reemplazar esa deuda, considerando de que va a ser un poco más cara, pero tratando de hacer los pasos necesarios para ir bajando gradualmente el costo de la deuda”.
Defendió en que hay muchas aristas que como gobierno tienen que prestarle atención. “En estos momentos, lo que tiene a las calificadoras en vilo es que estamos iniciando el proceso de hacer las reformas necesarias, para el sistema de pensiones, porque al no resolverlo le añade una presión fiscal adicional al presupuesto de Gobierno Central, que entonces sería una situación inmanejable”.
La calificación de S&P era un resultado esperado por el Gobierno Central. “Cuando nosotros entramos al gobierno hablamos con las tres calificadoras importantes, ya habíamos perdido a Fitch, y les hablamos de las iniciativas que teníamos para los próximos 18 meses. Pero una de las cosas que más que más preocupan a las calificadoras, en este momento es el debate de la reforma a Caja de Seguro Social y la situación de recaudación fiscal, así que estamos trabajando en ello”, finalizó.
Mientras tanto, Panamá aguarda por la calificación soberana de Moody’s, la tercera más importante de las calificadoras que toma en referencia el país.
Hace 14 años, Panamá entró al club de los países con grado de inversión.RecuentoEl 23 de marzo de 2010, la calificadora Fitch Ratings informó que Panamá pasó de ‘BB+’ a ‘BBB-’, logrando grado de inversión.
El 26 de noviembre de 2024, S&P Global Ratings bajó la calificación soberana de largo plazo de Panamá a ‘BBB-’ de ‘BBB’, con perspectiva ‘estable’, siendo la segunda rebaja de las tres calificadoras internacionales con las que el país se mide. Y, aunque los economistas y el titular del Ministerio de Economía y Finanzas, Felipe Chapman, afirman que Panamá mantiene el rango de grado de inversión, la rebaja sí podría repercutir en el bolsillo del panameño.
La baja de calificación a ‘BBB-’ refleja el debilitamiento de la flexibilidad y desempeño fiscal de Panamá, debido a una mayor carga de intereses que aumentó su vulnerabilidad a condiciones económicas adversas.
Asimismo, S&P tomó en consideración el perfil de flexibilidad y desempeño presupuestario de Panamá, ya que espera que el país siga una trayectoria gradual de consolidación fiscal; también el institucional y económico, que aborda el posicionamiento estratégico del país en el comercio mundial y consideró que un sector financiero sólido favorecerá el crecimiento; y el capital político del presidente, José Raúl Mulino podría facilitar la implementación de reformas para abordar los desafíos fiscales.
Posibles repercusiones
Para explicar las posibles repercusiones de la rebaja a la ciudadanía, La Estrella de Panamá consultó al expresidente del Colegio de Economistas de Panamá, Adolfo Quintero, quien de primera mano aclaró que Panamá pese a recibir una segunda baja en su calificación, no ha perdido el grado de inversión y todavía cuenta con las posibilidad de revertir lo ocurrido y mejorarlas a largo plazo.
“No hemos perdido la calificación de riesgo, pero sí conlleva una posible alza en los costos de inversión. La adquisición de dinero fresco en el exterior será más alto para el Estado y para las empresas que aquí operen, trasladando ese costo al consumidor, ya que una buena calificación de riesgo disminuye los costos [de los intereses de nuevos préstamos]”, dijo.
Indicó que al igual que un semáforo, Panamá está en la “luz amarilla”, y que al gobierno le toca “poner en orden las finanzas públicas, hacer un buen uso del presupuesto existente y que éste tenga un efecto positivo y multiplicador en la economía tanto en inversiones como en el gasto, para que le dé confianza al inversionista nacional e internacional”.
El 28 de marzo, Fitch Ratings rebajó la calificación soberana del país que pasó a ‘BB+’ de ‘BBB-’, luego de 14 años de ostentarla.
Además de pagar más por los intereses de nuevos préstamos a criterio de Quintero, en el mercado de valores también será impactado con la rebaja, ya que los inversionistas que adquieren deuda pública panameña podrían abstenerse y optar por otras alternativas con calificaciones más altas.
Señaló que independientemente de la rebaja de S&P Global Ratings y de Fitch Ratings, Panamá cuenta con ventajas que no están siendo aprovechadas, entre ellas, indicó están los depósitos en dólares.
“Panamá tiene una ventaja que no es aprovechada con la rebaja y es el dólar estadounidense, ya que de tener el balboa en circulación sí sería un poco más difícil por el sistema de cambio de divisas, pues el dólar es una moneda que no pierde su valor. Además, los inversionistas que no pueden depositar en Estados Unidos, podrían hacerlo en dólares en Panamá. Siendo el dólar una moneda que no pierde valor y tiene de respaldo la potencia más grande del capitalismo, Estados Unidos”, agregó el también catedrático de la Universidad de Panamá.
Adelantó que si Moody’s Rating se pronuncia y esa calificación es negativa, la situación financiera del país se ajusta un poco más, ya que no es prudente decir que se agrava.
No obstante, Quintero mostró preocupación por la imagen del país, ya que la discusión de la reforma de la Ley 51 de la Caja de Seguro Social, podría incidir negativamente. “La reforma es algo que miran las calificadoras de riesgo aunque sea un tema interno del país, su discusión final, sí tendrá repercusiones a nivel internacionales, ya que en la medida en que nosotros [como país] nos pongamos de acuerdo y salgamos con una propuesta de la reforma será algo que vean y analicen los inversionistas” y bancos internacionales que prestan a Panamá, apuntó.
Déficit
Para el decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Panamá, Rolando Gordón, la segunda rebaja significa mucho. “Estamos a punto de perder el grado de inversión, y de allí para abajo se declara lo que es una inversión o bono basura, y aunque no ha sucedido todavía la pérdida del grado de inversión, podría suceder dentro de un año a dos, de no mejorar el rumbo de las finanzas del Estado. El problema es que en Panamá, las finanzas [públicas] no han mejorado en los últimos tres años”, destacó.
A manera de referencia citó el último informe del déficit fiscal, donde Panamá alcanza un 6,1 % para el año 2024, lo que significa en términos absolutos del PIB nominal proyectado unos $86.885 millones, lo que implica que este año se ha gastado más de que lo que ingresó. “Los gastos superan en cerca de $5.000 millones los ingresos y eso hay que financiarlo, y cómo hacerlo, pidiendo préstamos. Y si eso continúa, lógicamente que los inversionistas extranjeros no se van a negar a dar el préstamo, pero a una mayor tasa de interés”, aseguró.
“Cualquier país puede perder el grado de inversión, pero eso no significa que no podrá llegar al mercado o regresar a tener grado de inversión, pero la gran mayoría [banca internacional] quizás le preste más caro, debido a que corre un riesgo mayor de que no le paguen a tiempo. Si te prestaba al 7 % ahora lo haré al 10 % o al 11 %, que sería un golpe duro para la economía nacional”, dijo como ejemplo Gordón.
“Ningún país puede vivir sin préstamo. En el caso de Panamá, la deuda a octubre ya está en $52,3 millones y los intereses están altísimos. Hoy, Panamá cubre solo los intereses, con los $2.500 a $2.700 millones que aporta cada año el Canal de Panamá, no capital”, alegó el docente superior.
Sentenció en que el Estado tiene que ver cómo soluciona la situación. “Un primer paso es recortar gastos y gastos de funcionamiento, y no el gasto de inversión, el problema es el gasto de funcionamiento que ha creado una gran burocracia con casi un cuarto de millón de empleados públicos, y para cubrirla destinan más de $4.000 millones al año, y eso no es correcto”, declaró.
Consideró que hay que reducir la planilla de una forma inteligente, “no es botar por botar sino que en la medida que ese trabajador se pensione por vejez, la plaza sea cerrada”.
En cuanto a la recaudación recalcó que “mientras que el Estado no recaude los impuestos le será muy difícil imponerle a la población más impuestos. Al año, la evasión o lo que no se paga ronda los $7.500 millones, como ha dicho el propio Gobierno, y lo que se requiere es un plan. Si en los próximos dos años, el Gobierno recauda al menos la mitad de lo adeudado [$7.500 millones] en impuesto, le estaríamos mandando un mensaje a las calificadoras de riesgo, que Panamá tiene un plan para disminuir evasión y un programa para bajar la burocracia”, expresó Gordón.
El economista y también expresidente del Colegio de Economistas de Panamá, Raúl Moreira, hizo hincapié en que aunque la calificadora bajó la calificación soberana del país, en su reporte expresó que mantiene confianza en el país, pese a su complicada situación fiscal.
Hay la posibilidad de que se tomen medidas [correctivas] que en el caso de esta agencia establece como parámetros fundamentales, la contención del gasto y el incremento del nivel de los ingresos.
Moreira es de la opinión que la calificadora se apresuró un poco en tomar la decisión, ya que el déficit fiscal está por debajo del 7 %, con respecto al producto interno bruto; sin embargo, eso no es lo que va a reflejar hasta final del año, pues todavía falta que se incorpore el aporte del Canal de Panamá y los dividendos de empresas públicas, lo cual haría que este déficit estuviera bajando al valor de 4 %.
“Una rebaja en la calificación de riesgo definitivamente que afecta el valor de la deuda panameña, hace que el interés que se pague por las emisiones sea mayor. Con la emisión del cuarto puente se hizo una emisión del 9 %, cuando estábamos acostumbrados a hacer misiones de 3 %, lo cual significa que se va a pagar más dinero en concepto de intereses de la deuda panameña”, sostuvo.
Citó los intereses en el presupuesto [para la vigencia 2025], ya que son mayores al último aporte que dio el Canal de Panamá. “Una mayor cantidad de dinero para pagar intereses significa menos disponibilidad para financiar proyectos que satisfagan la necesidad de la población como escuelas oficiales, carreteras y demás, por lo tanto, esta situación es algo que sí en realidad afecta a todos los panameños por igual”, advirtió a La Decana.
En tanto, Fausto Fernández, viceministro de Finanzas, indicó a este medio que Panamá tiene un plazo de 12 meses para hacer los cambios necesarios tras la rebaja de calificación de S&P. “Ya estamos trabajando en esos cambios y parte de todo del proceso de presupuesto está orientado a encontrar a donde están esas deficiencias fiscales, hacer control de gastos y concentrarnos en recaudación, específicamente.
“Estamos mandando las señales correctas al mercado y somos fiscalmente más responsables, pues eso no nos baja el costo de deuda, que es muy importante cumplir con los compromisos a largo plazo. Es por ello que nos hemos centrando en eso en los últimos meses, porque sabemos que la situación que más preocupa es el tema de las tasas de interés, que a pesar de que internacionalmente están bajando, esa baja no se refleja automáticamente en la banca y particularmente en los créditos que ya nosotros [Estado] tenemos contratados”.
Explicó que “en la medida en que van venciendo los préstamos o el nivel de deuda para el 2025, esa deuda será un poco más cara, por lo tanto tenemos que ser muy acuciosos, sobre cómo reemplazar esa deuda, considerando de que va a ser un poco más cara, pero tratando de hacer los pasos necesarios para ir bajando gradualmente el costo de la deuda”.
Defendió en que hay muchas aristas que como gobierno tienen que prestarle atención. “En estos momentos, lo que tiene a las calificadoras en vilo es que estamos iniciando el proceso de hacer las reformas necesarias, para el sistema de pensiones, porque al no resolverlo le añade una presión fiscal adicional al presupuesto de Gobierno Central, que entonces sería una situación inmanejable”.
La calificación de S&P era un resultado esperado por el Gobierno Central. “Cuando nosotros entramos al gobierno hablamos con las tres calificadoras importantes, ya habíamos perdido a Fitch, y les hablamos de las iniciativas que teníamos para los próximos 18 meses. Pero una de las cosas que más que más preocupan a las calificadoras, en este momento es el debate de la reforma a Caja de Seguro Social y la situación de recaudación fiscal, así que estamos trabajando en ello”, finalizó.
Mientras tanto, Panamá aguarda por la calificación soberana de Moody’s, la tercera más importante de las calificadoras que toma en referencia el país.