La falta de productividad estanca el crecimiento y el desarrollo de América Latina
- 07/04/2024 00:00
- 06/04/2024 15:31
El bajo rendimiento productivo y la mala distribución del recurso humano ha hecho que la zona haya reducido su potencial riqueza, durante las últimas seis décadas El potencial que tiene América Latina y el Caribe (ALC) para impulsar su crecimiento y desarrollo económico, es evidente, dijo Jorge Sahd, director del Centro de estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile, en entrevista con este medio. “La región tiene una oportunidad única de dar un salto de calidad, porque la transición energética y la economía sustentable exige una serie de recursos naturales disponibles en nuestra región”, valoró.
El informe “¿Listos para despegar?, Aprovechar la estabilidad macroeconómica para el crecimiento”, emitido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) arrojó que los países de ALC pueden jugar un papel clave en el panorama económico global y tener un impacto en la mitigación del cambio climático, la seguridad alimentaria y el floreciente sector de las energías limpias.
“Chile, Bolivia y Argentina, concentran cerca del 60% de las reservas de litio, que son claves para la electromovilidad. A esto hay que sumarle que tenemos cobre, cobalto y níquel”, dijo Sahd, quien alegó que el potencial de las energías renovables ha aumentado más de un 60%, en la última década.
Según el especialista, el debate no se debe centrar en el potencial de la región, sino en hasta qué punto la riqueza de minerales estratégicos va acorde con buenas políticas públicas y gobiernos con instituciones sólidas. “Allí hay una tarea pendiente”, aseveró.
A esto hay que sumarle la baja en la productividad, el déficit de capital humano y las brechas en infraestructura que “impiden que se aproveche todo el potencial que tiene la región en minerales y recursos naturales”, destacó.
Los datos del BID evidencian que la región se mantuvo “esencialmente estancada” en lo que a la productividad se refiere. “A lo largo de seis décadas (1960-2019), la productividad en América Latina y el Caribe ha mostrado un crecimiento casi nulo, lo que suscita preocupaciones sobre el desarrollo económico de la zona”, valoró la entidad.
Mientras que las economías avanzadas han registrado un aumento de productividad del 1.43% y la región de Asia lo ha hecho en un 2.31%, ALC solo ha crecido un 0.06%. Si se mide América Latina y el Caribe por separado, la cifra se reduce a 017% y -0.62%, respectivamente.
En relación con el déficit del recurso humano, el rezago está relacionado con el nivel de escolaridad y preparación que este posee. “Un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita alto en América Latina y el Caribe está correlacionado con una mayor escolaridad”, señala el estudio, basándose en los resultados de las pruebas PISA, de los últimos años y el PIB de los países.
Otro elemento que está contribuyendo al deterioro del capital humano es la ineficiente asignación de este recurso, dentro de las empresas. “Esta mala asignación se manifiesta de muchas maneras, como el trato favorable a empresas establecido a gastos de empresas nuevas innovadoras, o la canalización del capital hacia empresas políticamente relacionadas más que hacia las que tienen un alto potencial de crecimiento. Este desajuste limita la posibilidad de las empresas con un potencial de alta productividad de tener acceso a los recursos necesarios, lo cual limita el crecimiento económico general”, analizó el BID.
De haberse mejorado el capital físico, humano y la productividad, ALC habría casi triplicado su PIB, superando una cifra de crecimiento mayor al 11.4%, llevándola a ser un 24.7% más rica.
“El logro de este escenario de mayor productividad habría situado a la región en un 90% del nivel de desarrollo de Estados Unidos”, ponderó el escrito.
Sistemas agroalimentarios Datos del ‘Informe de situación y perspectivas de la bioeconomía en América Latina y el Caribe’, emitido esta semana, por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), muestran que la zona alberga el 50% de la biodiversidad conocida, el 21% de los ecosistemas terrestres, el 22% del agua fresca, 16% de los recursos de agua marina, el 23% de los bosques y el 57% de los bosques primarios. “Es la región en desarrollo con mayor proporción de tierra disponible para incorporarse a la agricultura” recalcó el escrito.
ALC es la mayor productora de biomasa en el mundo. Para 2022, la región participaba con el 18.1% de las exportaciones mundiales agroalimentarias y era líder de los mercados internacionales de soja (exportó el 58.1%), aceite de soja (60%) y maíz (27.2%). Esto sin contar con el aporte de otros productos tropicales como el café, cacao, piña y caña de azúcar.
“La agricultura de ALC tiene un papel protagónico en la participación dentro del PIB (7%) y la generación de empleos (14,5%) (Trade Data Monitor 2023 y CEPAL et al. 2019)”, mostró la IICA.
En este contexto, la región tiene el potencial de adquirir el liderazgo en el abastecimiento de mercados que muestran un creciente dinamismo y mayores exigencias en materia ambiental.
“Los países de ALC tienen bases productivas de corte biológico, altas dotaciones de recursos naturales, potencial productivo y capacidades científicas, tecnológicas y empresariales en materia de biotecnología, biocombustibles, intensificación sostenible y servicios sistémicos”, indicó la IICA.
Destacó que “todo esto (lo mencionado anteriormente) le sirve de punto de partida para impulsar a la bioeconomía como estrategia compartida para la negociación frente a otros bloques y para la inserción en los mercados locales e internacionales que comienzan a demandar fuertemente bienes y servicios sustentables”.
El desafío radica en saber aprovechar estas oportunidades y hacer frente al cambio climático, de manera inmediata. ”Tanto Panamá como América Latina, en general, están consientes de la importancia de combatir el cambio climático, pero no lo ven como una amenaza inmediata”, ponderó Sahd, quien considera que esto ha hecho que la región no esté tomando acciones rápidas para frenar el deterioro climático.
“Lo vimos con el impacto que tuvo el fenómeno del niño en la zona, que debería ser un llamado para tomar acciones concretas para combatir el cambio climático”, concluyó Sahad.
Jorge Sahd politólogo La región (de ALC) tiene una oportunidad única de dar un salto de calidad, porque la transición energética y la economía sustentable exige una serie de recursos naturales disponibles en nuestra región” Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA)Los países de ALC tienen bases productivas de corte biológico, altas dotaciones de recursos naturales, potencial productivo y capacidades científicas, tecnológicas y empresariales (...)”
El potencial que tiene América Latina y el Caribe (ALC) para impulsar su crecimiento y desarrollo económico, es evidente, dijo Jorge Sahd, director del Centro de estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile, en entrevista con este medio. “La región tiene una oportunidad única de dar un salto de calidad, porque la transición energética y la economía sustentable exige una serie de recursos naturales disponibles en nuestra región”, valoró.
El informe “¿Listos para despegar?, Aprovechar la estabilidad macroeconómica para el crecimiento”, emitido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) arrojó que los países de ALC pueden jugar un papel clave en el panorama económico global y tener un impacto en la mitigación del cambio climático, la seguridad alimentaria y el floreciente sector de las energías limpias.
“Chile, Bolivia y Argentina, concentran cerca del 60% de las reservas de litio, que son claves para la electromovilidad. A esto hay que sumarle que tenemos cobre, cobalto y níquel”, dijo Sahd, quien alegó que el potencial de las energías renovables ha aumentado más de un 60%, en la última década.
Según el especialista, el debate no se debe centrar en el potencial de la región, sino en hasta qué punto la riqueza de minerales estratégicos va acorde con buenas políticas públicas y gobiernos con instituciones sólidas. “Allí hay una tarea pendiente”, aseveró.
A esto hay que sumarle la baja en la productividad, el déficit de capital humano y las brechas en infraestructura que “impiden que se aproveche todo el potencial que tiene la región en minerales y recursos naturales”, destacó.
Los datos del BID evidencian que la región se mantuvo “esencialmente estancada” en lo que a la productividad se refiere. “A lo largo de seis décadas (1960-2019), la productividad en América Latina y el Caribe ha mostrado un crecimiento casi nulo, lo que suscita preocupaciones sobre el desarrollo económico de la zona”, valoró la entidad.
Mientras que las economías avanzadas han registrado un aumento de productividad del 1.43% y la región de Asia lo ha hecho en un 2.31%, ALC solo ha crecido un 0.06%. Si se mide América Latina y el Caribe por separado, la cifra se reduce a 017% y -0.62%, respectivamente.
En relación con el déficit del recurso humano, el rezago está relacionado con el nivel de escolaridad y preparación que este posee. “Un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita alto en América Latina y el Caribe está correlacionado con una mayor escolaridad”, señala el estudio, basándose en los resultados de las pruebas PISA, de los últimos años y el PIB de los países.
Otro elemento que está contribuyendo al deterioro del capital humano es la ineficiente asignación de este recurso, dentro de las empresas. “Esta mala asignación se manifiesta de muchas maneras, como el trato favorable a empresas establecido a gastos de empresas nuevas innovadoras, o la canalización del capital hacia empresas políticamente relacionadas más que hacia las que tienen un alto potencial de crecimiento. Este desajuste limita la posibilidad de las empresas con un potencial de alta productividad de tener acceso a los recursos necesarios, lo cual limita el crecimiento económico general”, analizó el BID.
De haberse mejorado el capital físico, humano y la productividad, ALC habría casi triplicado su PIB, superando una cifra de crecimiento mayor al 11.4%, llevándola a ser un 24.7% más rica.
“El logro de este escenario de mayor productividad habría situado a la región en un 90% del nivel de desarrollo de Estados Unidos”, ponderó el escrito.
Datos del ‘Informe de situación y perspectivas de la bioeconomía en América Latina y el Caribe’, emitido esta semana, por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), muestran que la zona alberga el 50% de la biodiversidad conocida, el 21% de los ecosistemas terrestres, el 22% del agua fresca, 16% de los recursos de agua marina, el 23% de los bosques y el 57% de los bosques primarios. “Es la región en desarrollo con mayor proporción de tierra disponible para incorporarse a la agricultura” recalcó el escrito.
ALC es la mayor productora de biomasa en el mundo. Para 2022, la región participaba con el 18.1% de las exportaciones mundiales agroalimentarias y era líder de los mercados internacionales de soja (exportó el 58.1%), aceite de soja (60%) y maíz (27.2%). Esto sin contar con el aporte de otros productos tropicales como el café, cacao, piña y caña de azúcar.
“La agricultura de ALC tiene un papel protagónico en la participación dentro del PIB (7%) y la generación de empleos (14,5%) (Trade Data Monitor 2023 y CEPAL et al. 2019)”, mostró la IICA.
En este contexto, la región tiene el potencial de adquirir el liderazgo en el abastecimiento de mercados que muestran un creciente dinamismo y mayores exigencias en materia ambiental.
“Los países de ALC tienen bases productivas de corte biológico, altas dotaciones de recursos naturales, potencial productivo y capacidades científicas, tecnológicas y empresariales en materia de biotecnología, biocombustibles, intensificación sostenible y servicios sistémicos”, indicó la IICA.
Destacó que “todo esto (lo mencionado anteriormente) le sirve de punto de partida para impulsar a la bioeconomía como estrategia compartida para la negociación frente a otros bloques y para la inserción en los mercados locales e internacionales que comienzan a demandar fuertemente bienes y servicios sustentables”.
El desafío radica en saber aprovechar estas oportunidades y hacer frente al cambio climático, de manera inmediata. ”Tanto Panamá como América Latina, en general, están consientes de la importancia de combatir el cambio climático, pero no lo ven como una amenaza inmediata”, ponderó Sahd, quien considera que esto ha hecho que la región no esté tomando acciones rápidas para frenar el deterioro climático.
“Lo vimos con el impacto que tuvo el fenómeno del niño en la zona, que debería ser un llamado para tomar acciones concretas para combatir el cambio climático”, concluyó Sahad.