Guerra arancelaria entre EE.UU. y China y su posible impacto en las economías de los países
- 11/02/2025 00:00
- 10/02/2025 19:21
Por ahora, Panamá se encuentra observando desde un segundo plano todo lo que acontece. Sin embargo, especialistas consultados analizan qué sectores se podrían ver afectados, si la guerra arancelaria se acentúa, tomando en cuenta que Estados Unidos ya mencionó a cuatro países a los que les aplicará gravámenes El presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump, dijo el pasado 7 de febrero que en los próximos días impondrá aranceles a varios países, con el fin de equiparar los gravámenes que otros aplican a las exportaciones estadounidenses, lo que incrementa las tensiones sobre una posible guerra comercial.
Trump había establecido aranceles del 25 % para México y Canadá, sus vecinos y principales socios comerciales, para el 4 de febrero, pero retrasó un mes su imposición después de que esos países accedieran a aumentar el control fronterizo para reducir el tráfico de fentanilo y la llegada de migrantes a Estados Unidos, según reportan los medios internacionales.
Sin embargo, Estados Unidos sí aplico un arancel adicional del 10 % a China, y este le respondió con medidas de retorsión.
Ayer, China -cuyo presidente, Xi Jinping, tiene una conversación pendiente con Trump- oficializó la imposición de gravámenes adicionales a productos estadounidenses en represalia a los aranceles aplicados previamente por Estados Unidos a las importaciones chinas. La medida contempla gravámenes de entre el 10% y el 15% sobre bienes clave como petróleo crudo, maquinaria agrícola y gas natural licuado.
Asimismo, Trump habría amenazado a Japón con imponer aranceles para equilibrar el déficit comercial con Estados Unidos, pero al final llegaron a un acuerdo, y pactaron trabajar juntos, tanto en materia económica como de seguridad, con la supuesta intensión de contrarrestar la influencia de China, reportaron las agencias noticiosas.
Comercio global ¿Qué tanto podrían afectar a las economías de los países del mundo, incluyendo a Panamá, las medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos? ¿Qué sectores se verían afectados? Economistas y financistas coinciden en que las medidas arancelarias propuestas por Trump, típicamente enfocadas en proteger la industria nacional y reducir el déficit comercial, pueden tener “profundas repercusiones” en el comercio global, así como en economías específicas como la panameña.
“La implementación de aranceles suele provocar represalias por parte de los países afectados, lo que puede dar lugar a una guerra comercial. Esto podría desincentivar el comercio internacional, fracturando cadenas de suministro globales que se han desarrollado a lo largo de décadas”, advirtió Allan Corbett, financista y profesor auxiliar de la Facultad de Economía de la Universidad de Panamá (UP).
Por otro lado, explicó que los aranceles incrementan el costo de los bienes importados, lo que puede llevar a una inflación en los países que los imponen. “Este fenómeno podría reducir el poder adquisitivo de los consumidores y afectar la demanda interna, generando un efecto dominó en la economía global. Entonces, las empresas podrían buscar reubicar su producción en países no afectados por aranceles, lo que podría provocar un cambio en los flujos comerciales y en la inversión extranjera directa. Esto podría beneficiar a ciertos países en detrimento de otros, alterando el equilibrio del comercio global”, ponderó.
Según Corbett, con esas medidas se crearía una incertidumbre generada por las políticas arancelarias que puede llevar a una mayor volatilidad en los mercados financieros, afectando las tasas de cambio y las decisiones de inversión a nivel global.
Panamá El economista Raúl Moreira explicó que “usualmente se imponen aranceles a productos entre otras razones para proteger a las industrias nacionales”. Sin embargo, agregó que “si esas industrias no están preparadas para reemplazar de inmediato con producción nacional los productos importados, los consumidores sufrirán como consecuencia, un encarecimiento importante de los bienes importados”.
En el caso de Panamá dijo que “se podría ver afectado de rebote de esta situación, atendiendo el elevado número de bienes que se importan de Estados Unidos”.
Raúl Bethancourt, del Colegio de Economistas de Panamá, consideró que “las medidas arancelarias de Estados Unidos son un chantaje político a los países que no decidan seguir su línea, al punto de asfixiarlos económicamente”.
Para el caso concreto de Panamá, prevé que la guerra arancelaria podría provocar un efecto secundario en la disminución de la carga que pasa por el Canal, ya que entre sus principales usuarios se encuentra China y Japón.
Corbett y Bethancourt coinciden en que la percepción de Panamá como un hub de comercio podría verse comprometida, ya que una disminución en el volumen de carga se traduciría directamente en menores ingresos para la Administración del Canal de Panamá (ACP).
Según el financista, en el largo plazo, la ACP podría verse obligada a ajustar sus tarifas, quizás, incluso, bajándola para atraer más tráfico.
“Esto podría impactar negativamente en sus márgenes de ganancia en el peor de los casos; y los ingresos reducidos podrían limitar la capacidad de Panamá para invertir en la mejora de su infraestructura canalera, afectando su competitividad a largo plazo en el comercio marítimo internacional. Además de reducir gran parte de los subsidios que se otorgan en el país, gracias a los ingresos provenientes del Canal, que aunque entran a las arcas generales del Estado, son la fuente de financiamiento de recursos para estos programas de forma indirecta”, advirtió Corbett.
Bethancourt, por su parte, cree que otra repercusión que traería la guerra arancelaria estaría relacionada a una afectación en las inversiones extranjeras del país, que golpearía la economía y el empleo.
“Definitivamente, nadie quiere pelearse con Estados Unidos. En estos momentos, Estados Unidos tiene todas las condiciones para decirles a sus empresas que no inviertan en Panamá”, argumentó el economista.
Corbett reforzó, asimismo, que “ en un entorno de comercio global incierto puede desincentivar la inversión extranjera en Panamá, lo que a su vez podría limitar el crecimiento económico y la creación de empleos”.
Otra actividad que, según el economista, sufriría posibles aumentos en sus gravámenes, son los productos de importación que llegan a Panamá y, por el contrario, los exportados no sufrirían algún alza de aranceles.
El profesor auxiliar de la UP dijo que “ante la guerra arancelaria que se avecina”, Panamá debe buscar fortalecer sus propios acuerdos comerciales con otras naciones y regiones para mitigar el impacto de las tensiones globales, tal cual se ha iniciado con el Mercado Común del Sur (Mercosur). “Invertir en relaciones comerciales con economías en crecimiento, como las de Asia y América Latina, puede proporcionar una mayor estabilidad y diversificación [a Panamá]”, concluyó Corbett.
Raúl BethancourtEconomistaLas medidas arancelarias de Estados Unidos son un chantaje político a los países que no decidan seguir su línea, al punto de asfixiarlos económicamente”. Alan CorbettFinancistaEn un entorno de comercio global incierto puede desincentivar la inversión extranjera en Panamá, lo que a su vez podría limitar el crecimiento económico y la creación de empleos”.
El presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump, dijo el pasado 7 de febrero que en los próximos días impondrá aranceles a varios países, con el fin de equiparar los gravámenes que otros aplican a las exportaciones estadounidenses, lo que incrementa las tensiones sobre una posible guerra comercial.
Trump había establecido aranceles del 25 % para México y Canadá, sus vecinos y principales socios comerciales, para el 4 de febrero, pero retrasó un mes su imposición después de que esos países accedieran a aumentar el control fronterizo para reducir el tráfico de fentanilo y la llegada de migrantes a Estados Unidos, según reportan los medios internacionales.
Sin embargo, Estados Unidos sí aplico un arancel adicional del 10 % a China, y este le respondió con medidas de retorsión.
Ayer, China -cuyo presidente, Xi Jinping, tiene una conversación pendiente con Trump- oficializó la imposición de gravámenes adicionales a productos estadounidenses en represalia a los aranceles aplicados previamente por Estados Unidos a las importaciones chinas. La medida contempla gravámenes de entre el 10% y el 15% sobre bienes clave como petróleo crudo, maquinaria agrícola y gas natural licuado.
Asimismo, Trump habría amenazado a Japón con imponer aranceles para equilibrar el déficit comercial con Estados Unidos, pero al final llegaron a un acuerdo, y pactaron trabajar juntos, tanto en materia económica como de seguridad, con la supuesta intensión de contrarrestar la influencia de China, reportaron las agencias noticiosas.
¿Qué tanto podrían afectar a las economías de los países del mundo, incluyendo a Panamá, las medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos? ¿Qué sectores se verían afectados? Economistas y financistas coinciden en que las medidas arancelarias propuestas por Trump, típicamente enfocadas en proteger la industria nacional y reducir el déficit comercial, pueden tener “profundas repercusiones” en el comercio global, así como en economías específicas como la panameña.
“La implementación de aranceles suele provocar represalias por parte de los países afectados, lo que puede dar lugar a una guerra comercial. Esto podría desincentivar el comercio internacional, fracturando cadenas de suministro globales que se han desarrollado a lo largo de décadas”, advirtió Allan Corbett, financista y profesor auxiliar de la Facultad de Economía de la Universidad de Panamá (UP).
Por otro lado, explicó que los aranceles incrementan el costo de los bienes importados, lo que puede llevar a una inflación en los países que los imponen. “Este fenómeno podría reducir el poder adquisitivo de los consumidores y afectar la demanda interna, generando un efecto dominó en la economía global. Entonces, las empresas podrían buscar reubicar su producción en países no afectados por aranceles, lo que podría provocar un cambio en los flujos comerciales y en la inversión extranjera directa. Esto podría beneficiar a ciertos países en detrimento de otros, alterando el equilibrio del comercio global”, ponderó.
Según Corbett, con esas medidas se crearía una incertidumbre generada por las políticas arancelarias que puede llevar a una mayor volatilidad en los mercados financieros, afectando las tasas de cambio y las decisiones de inversión a nivel global.
El economista Raúl Moreira explicó que “usualmente se imponen aranceles a productos entre otras razones para proteger a las industrias nacionales”. Sin embargo, agregó que “si esas industrias no están preparadas para reemplazar de inmediato con producción nacional los productos importados, los consumidores sufrirán como consecuencia, un encarecimiento importante de los bienes importados”.
En el caso de Panamá dijo que “se podría ver afectado de rebote de esta situación, atendiendo el elevado número de bienes que se importan de Estados Unidos”.
Raúl Bethancourt, del Colegio de Economistas de Panamá, consideró que “las medidas arancelarias de Estados Unidos son un chantaje político a los países que no decidan seguir su línea, al punto de asfixiarlos económicamente”.
Para el caso concreto de Panamá, prevé que la guerra arancelaria podría provocar un efecto secundario en la disminución de la carga que pasa por el Canal, ya que entre sus principales usuarios se encuentra China y Japón.
Corbett y Bethancourt coinciden en que la percepción de Panamá como un hub de comercio podría verse comprometida, ya que una disminución en el volumen de carga se traduciría directamente en menores ingresos para la Administración del Canal de Panamá (ACP).
Según el financista, en el largo plazo, la ACP podría verse obligada a ajustar sus tarifas, quizás, incluso, bajándola para atraer más tráfico.
“Esto podría impactar negativamente en sus márgenes de ganancia en el peor de los casos; y los ingresos reducidos podrían limitar la capacidad de Panamá para invertir en la mejora de su infraestructura canalera, afectando su competitividad a largo plazo en el comercio marítimo internacional. Además de reducir gran parte de los subsidios que se otorgan en el país, gracias a los ingresos provenientes del Canal, que aunque entran a las arcas generales del Estado, son la fuente de financiamiento de recursos para estos programas de forma indirecta”, advirtió Corbett.
Bethancourt, por su parte, cree que otra repercusión que traería la guerra arancelaria estaría relacionada a una afectación en las inversiones extranjeras del país, que golpearía la economía y el empleo.
“Definitivamente, nadie quiere pelearse con Estados Unidos. En estos momentos, Estados Unidos tiene todas las condiciones para decirles a sus empresas que no inviertan en Panamá”, argumentó el economista.
Corbett reforzó, asimismo, que “ en un entorno de comercio global incierto puede desincentivar la inversión extranjera en Panamá, lo que a su vez podría limitar el crecimiento económico y la creación de empleos”.
Otra actividad que, según el economista, sufriría posibles aumentos en sus gravámenes, son los productos de importación que llegan a Panamá y, por el contrario, los exportados no sufrirían algún alza de aranceles.
El profesor auxiliar de la UP dijo que “ante la guerra arancelaria que se avecina”, Panamá debe buscar fortalecer sus propios acuerdos comerciales con otras naciones y regiones para mitigar el impacto de las tensiones globales, tal cual se ha iniciado con el Mercado Común del Sur (Mercosur). “Invertir en relaciones comerciales con economías en crecimiento, como las de Asia y América Latina, puede proporcionar una mayor estabilidad y diversificación [a Panamá]”, concluyó Corbett.