Finanzas sostenibles, un punto de inflexión para las instituciones nacionales
- 28/04/2024 00:00
- 26/04/2024 20:28
Los especialistas consideran que el crecimiento de las instituciones financieras está muy ligado con los ODS y ambientales El futuro de las instituciones financieras está “estrechamente interconectado con los objetivos de desarrollo sociales y ambientales”, dijo el banquero, Ivan Xicará, durante un foro realizado esta semana.
La implementación de la primera taxonomía de finanzas sostenibles en Panamá, hace que, a criterio del especialista, sea necesario generar espacios de educación para que su sector y la ciudadanía, tomen conciencia de las nuevas tendencias que posee el mercado. “Necesitamos concientización y educación y queremos contribuir a eso”, destacó Xicará en el foro bancario “Hacia un Futuro Sostenible: Energía limpia para todos”.
Se trata de una meta que hará necesario que las entidades financieras desarrollen parámetros de riesgo y beneficio sobre las inversiones que harán. “No solamente se trata de darle financiamiento al cliente, sino de poder acompañarlo durante su proyecto”, indicó. “El desarrollo sostenible implica un enfoque coordinado que permite alinear esfuerzos para un progreso económico extendido, la inclusión de las comunidades y la sostenibilidad ambiental”, agregó.
En este sentido, el empresario Towfik Issa, considera que toda inversión trae consigo un riesgo, pero también oportunidades. “La sostenibilidad es la nueva tendencia y me parece que seguirá siendo así durante las próximas décadas, por eso es importante correlacionar la inversión y la forma en que se monetiza. El mercado tiene oportunidades, solo que al ser un tema reciente, no son muchas”, subrayó.
Andrés Sánchez, Head para América Latina y Caribe de Climate Bond Initiative, dijo, durante un taller sobre bonos temáticos, esta semana, que las finanzas sostenibles son un concepto que cambia con el tiempo. “Las finanzas sostenibles surgen como respuestas al impacto que el cambio climático está teniendo en la región”, resaltó. Dado que, según datos de la Oficina Regional las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (Undrr), aunque esta región solo produce el 10% de los gases de efecto invernadero del mundo, retiene el 53% de las pérdidas económicas mundiales por desastres naturales.
Sánchez mencionó que América Latina y el Caribe (ALC) pasa por riesgos agudos (huracanes, ciclones, tormentas y otros) y crónicos (el incremento de las temperaturas, el nivel del mar y otros), que afectan, de forma directa, el desarrollo laboral de las empresas, lo que va en detrimento del pago de créditos. “El sistema financiero está comenzando a recibir el impacto de este tipo de riesgos, por eso es importante direccionar recursos a la mitigación y adaptación al cambio climático”, analizó.
Aclaró que los bonos temáticos se dividen en cuatro grupos: los verdes, sociales, sostenibles y de sostenibilidad. Sobre el primer grupo, se trata de bonos destinados a proyectos con “evidente beneficio ambiental”. El segundo se refiere a proyectos con mucho impacto social (seguridad alimentaria, educación, salud, inclusión financiera). Los sostenibles son la combinación de los dos anteriores. Mientras que los de sostenibilidad buscan mejorar el perfil de sostenibilidad del emisor, alineando los términos de la deuda con el desempeño del emisor frente a objetivos sostenibles predeterminados. El especialista también recalcó que se están desarrollando nuevas categorías, como los bonos de transición, que buscan que industrias altamente contaminantes, como la minería o el cemento, reduzcan su impacto ambiental.
“Este año se registran cerca de $5 trillones en deuda climática emitida, en todo el mundo, algo que también está presente en América Latina y el Caribe (ALC), en donde se está haciendo énfasis en la financiación de proyectos que tengan un impacto positivo en la lucha contra el cambio climático”, relató.
El futuro de las instituciones financieras está “estrechamente interconectado con los objetivos de desarrollo sociales y ambientales”, dijo el banquero, Ivan Xicará, durante un foro realizado esta semana.
La implementación de la primera taxonomía de finanzas sostenibles en Panamá, hace que, a criterio del especialista, sea necesario generar espacios de educación para que su sector y la ciudadanía, tomen conciencia de las nuevas tendencias que posee el mercado. “Necesitamos concientización y educación y queremos contribuir a eso”, destacó Xicará en el foro bancario “Hacia un Futuro Sostenible: Energía limpia para todos”.
Se trata de una meta que hará necesario que las entidades financieras desarrollen parámetros de riesgo y beneficio sobre las inversiones que harán. “No solamente se trata de darle financiamiento al cliente, sino de poder acompañarlo durante su proyecto”, indicó. “El desarrollo sostenible implica un enfoque coordinado que permite alinear esfuerzos para un progreso económico extendido, la inclusión de las comunidades y la sostenibilidad ambiental”, agregó.
En este sentido, el empresario Towfik Issa, considera que toda inversión trae consigo un riesgo, pero también oportunidades. “La sostenibilidad es la nueva tendencia y me parece que seguirá siendo así durante las próximas décadas, por eso es importante correlacionar la inversión y la forma en que se monetiza. El mercado tiene oportunidades, solo que al ser un tema reciente, no son muchas”, subrayó.
Andrés Sánchez, Head para América Latina y Caribe de Climate Bond Initiative, dijo, durante un taller sobre bonos temáticos, esta semana, que las finanzas sostenibles son un concepto que cambia con el tiempo. “Las finanzas sostenibles surgen como respuestas al impacto que el cambio climático está teniendo en la región”, resaltó. Dado que, según datos de la Oficina Regional las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (Undrr), aunque esta región solo produce el 10% de los gases de efecto invernadero del mundo, retiene el 53% de las pérdidas económicas mundiales por desastres naturales.
Sánchez mencionó que América Latina y el Caribe (ALC) pasa por riesgos agudos (huracanes, ciclones, tormentas y otros) y crónicos (el incremento de las temperaturas, el nivel del mar y otros), que afectan, de forma directa, el desarrollo laboral de las empresas, lo que va en detrimento del pago de créditos. “El sistema financiero está comenzando a recibir el impacto de este tipo de riesgos, por eso es importante direccionar recursos a la mitigación y adaptación al cambio climático”, analizó.
Aclaró que los bonos temáticos se dividen en cuatro grupos: los verdes, sociales, sostenibles y de sostenibilidad. Sobre el primer grupo, se trata de bonos destinados a proyectos con “evidente beneficio ambiental”. El segundo se refiere a proyectos con mucho impacto social (seguridad alimentaria, educación, salud, inclusión financiera). Los sostenibles son la combinación de los dos anteriores. Mientras que los de sostenibilidad buscan mejorar el perfil de sostenibilidad del emisor, alineando los términos de la deuda con el desempeño del emisor frente a objetivos sostenibles predeterminados. El especialista también recalcó que se están desarrollando nuevas categorías, como los bonos de transición, que buscan que industrias altamente contaminantes, como la minería o el cemento, reduzcan su impacto ambiental.
“Este año se registran cerca de $5 trillones en deuda climática emitida, en todo el mundo, algo que también está presente en América Latina y el Caribe (ALC), en donde se está haciendo énfasis en la financiación de proyectos que tengan un impacto positivo en la lucha contra el cambio climático”, relató.