Economía

BID: Persiste la brecha de género en el acceso al financiamiento en ALC

Cifras del Foro Económico Mundial revelan que el 50% de la fuerza laboral es femenino, y estudios corroboran que las mujeres son mejores pagadoras que los hombres. Shutterstock
Christian Schneider, especialista financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Cedida | BID
Actualizado
  • 16/05/2024 00:00
Creado
  • 15/05/2024 17:27

En América Latina y el Caribe, la brecha de financiamiento formal de género supera los $92 billones. En tanto, la banca panameña gubernamental, privada y gremios trabajan con el BID en crear productos dirigidos a mujeres emprendedoras y líderes de empresas

En el mundo hay un rezago importante al financiamiento a empresas propiedad o lideradas por mujeres. Christian Schneider, especialista financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), conversó con La Estrella de Panamá sobre los esfuerzos que realizan para acelerar la igualdad e incorporación de la perspectiva de género en la inclusión financiera en la región de América Latina y el Caribe (ALC).

En la entrevista con este medio, Schneider dijo que las empresas de mujeres enfrentan un enorme déficit de financiamiento y las brechas de género en el uso de crédito bancario son mayores que el promedio global.

Con base en cifras de MSME Finance Gap, 2018-2019 y Enterprise Survey, la brecha de financiamiento formal de género supera los $92 billones en América Latina y el Caribe. Es así que el porcentaje de la inversión financiada con crédito bancario tiene una diferencia de 23,5% los hombres y las mujeres de 19,9%. Y de igual forma, los mismos indicadores señalan que el porcentaje de capital de trabajo financiado es de 44,3% para los hombres y de 37,4% para las mujeres en la región.

El representante del BID citó incluso las cifras del Foro Económico Mundial, donde el 50% de la fuerza laboral es femenina, aunque estas no tengan el mismo acceso al crédito o financiamiento que los negocios y emprendimientos liderados por hombres.

Según el experto, el BID viene tratando de acelerar la cobertura de la brecha, para que el acceso al financiamiento sea en iguales condiciones tanto para un hombre como para una mujer.

“Existen varios estudios y evidencias de que las mujeres pueden ser inclusive mejores pagadoras que los hombres, y es una oportunidad que tienen los sistemas financieros para hacer negocios, ya que al final los bancos lo que buscan es rentabilidad”, señaló.

En cambio —dijo— “nosotros como institución multilateral vemos más el desarrollo del negocio, así que vemos una oportunidad de equiparar la brecha de la desigualdad, porque al final esa brecha se puede traducir en un incremento en ventas y de mejora de ingresos”.

“La mujer mueve a la fuerza laboral y su presencia se ha incrementado vertiginosamente hoy. Hay empresarias, madres que manejan un negocio y no son solo las jefas de hogar sino que tienen, perfectamente, las mismas garantías y recursos que un hombre para ofrecer de respaldo ante un crédito bancario”, puntualizó.

En la experiencia del BID y compartida también por otros multilaterales, existen diversos factores que obstaculizan el acceso al financiamiento a la mujer emprendedora o lideresa de empresa. Schneider destacó tres, como: sesgos, la idea de la ausencia de garantía y los autosesgos o prejuicios de la propias mujeres.

El ejecutivo del BID amplió con ejemplos estos tres obstáculos: El primero es que si una mujer y un hombre van a una entidad financiera al mismo tiempo, el sesgo general o el que viene a la cabeza a la gente, es que el hombre tiene más ventajas de conseguir el préstamo que la mujer. En el segundo ejemplo, indicó que en la percepción general de la gente, la mujer no cuenta o carece de garantías que respalden el crédito, y tercero, son aquellas mujeres que se privan de buscar o aplicar a préstamos financieros por pensar o creer que las entidades financieras no tienen productos enfocados en ellas o las mujeres.

Datos desagregados

Para el representante del BID, inclusive, hay un cuarto obstáculo que es la clasificación de la información por género en las entidades bancarias, debido a que estas no están obligadas a desagregar esa data.

“Un ejemplo muy cercano a Panamá es México, donde el regulador está pidiéndole a los bancos que desagreguen esa data de cartera según género, para que de esa manera el propio banco obtenga información que le sirva para diseñar productos específicos”, rescató Schneider.

Informó que en Panamá hay bancos que están promoviendo carteras de préstamos específicamente para mujeres. “Ese producto financiero aquí ya existe, así que simplemente las personas se tienen que acercar y aplicar. Y para promoverlo eso se atiende de dos formas, con campaña de sensibilización y planes de capacitación, dirigidos a mujeres empresarias, emprendedoras o líderes de empresas, para que estas preparen un plan de negocio bancable y que eso se traduzca en el acceso al crédito”, insistió.

Reiteró la importancia de los datos desagregados para desarrollar enfoques diferenciados y visibilizar las oportunidades, entre ellas comprender qué empresas están atendidas, subatendidas y desinteresadas/auto excluidas; desarrollar políticas, programas y acciones concretas que respondan a la situación de las empresas de mujeres; y visibilizar el caso de negocio para servir a las empresas de mujeres como un mercado distinto.

“El BID lo que quiere es trabajar en un ecosistema de inclusión de cuatro partes, donde el eje sea la creación de políticas públicas, donde se generen desde programas de empoderamiento para la mujer, donde la empresaria pueda o sepa que tiene potencial de crecimiento y romper con los sesgos y, de alguna manera, un campo de acción del Estado que vemos nosotros en todos los países. Eso es lo primero, la política pública de apoyo a la mujer, y lo segundo es el trabajo coordinado en el sector financiero y la herramienta que tiene el Estado”, apuntó.

Acciones clave

Para el BID, con la data desagregada y con la intención de reducir la brecha, el sector público tiene la misión de crear las políticas públicas y fomentar la recopilación, el análisis y el reporte de datos del lado de la oferta; mientras tanto, los proveedores de servicios financieros pueden desagregar, monitorear y analizar datos propios.

“Si en la región, las entidades se enfocan en programas de inclusión financiera orientada al género, a futuro mejorará y escalará en posiciones en ese índice de inclusión financiera”. Para el año 2030, Schneider estimó que el avance del cierre o cobertura de la brecha podría ser de por lo menos al 50%.

El BID orientando a la banca panameña

En Panamá, el BID trabaja con varias entidades desde bancos estatales, privados y gremios, con la finalidad de cerrar la brecha.

Con la Asociación Bancaria de Panamá están trabajando algunos programas de apoyo al diseño del producto financiero, así como con bancos del sector privado que han creado productos o líneas 100% dirigidos a la mujer o negocios que están siendo liderados por mujeres.

Para Schneider, en 2019, Banistmo empleó fondos utilizados para financiar proyectos con un alto impacto social positivo en el país y enfocados en pymes lideradas por mujeres.

“A mediano plazo, Panamá cuenta con todas las condiciones para reducir esta brecha porque tiene un sistema financiero bastante sólido con una presencia de bancos internacionales que traen la experiencia de afuera (sobre la inclusión financiera de género) de lo que se hizo en otros países. Puntualmente, los casos de México y de Colombia, todo eso genera un ambiente de compartir conocimientos, que de alguna manera promueve este tipo de proyectos que también están en los ODS en el capítulo de igualdad”, acotó Schneider.