Agenda de Transición Energética en Panamá avanza un 47,5% hasta enero
- 28/06/2024 00:00
- 27/06/2024 17:57
La agenda fue creada para implementarse en un periodo de 2020-2030. Con 88 reconocimiento, la Secretaría Nacional de Energía destacó la labor y el apoyo de personas, instituciones y organizaciones que aportaron unas 16.800 horas hombre en las consultas de la transición Con casi cuatro años de aprobación, la Agenda de Transición Energética de Panamá registra hasta enero de 2024 un avance del 47,5%. La iniciativa consta de siete estrategias y cuatro hojas de ruta aprobadas, destacó ayer, Rosilena Lindo Rigg, secretaria nacional de Energía, durante la entrega de “Reconocimientos de la transición energética 2023-2024”.
Se trató de 88 reconocimiento a personas, empresas y organizaciones por aportar con las 16.800 horas hombre en los trabajos de consulta pública sobre la transición, precisó la titular de la Secretaría Nacional de Energía (SNE), dependencia del Ministerio de la Presidencia.
La implementación de la agenda, indicó, se planteó para el periodo 2020-2030; sin embargo, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), publicada el pasado 19 de junio, ubicó a Panamá por segundo año consecutivo, en el puesto 51 de 120 en la lista de países con mejor proceso de transición energética en el mundo.
Independientemente del indicador internacional, para Lindo Riggs, la transición energética en Panamá ha venido avanzado y creciendo. “Este es un proceso ordenado, pausado y analítico que nos permitió crear 266 líneas de acción donde cada uno de los panameños se puede ver representado. Este es un proceso que se llevó a amplias consultas, no tan solo en el medio de la pandemia sino yendo a los pueblos originarios a consultarles”, afirmó.
Lo anterior —dijo— son líneas de acción que “han servido para que el Ministerio de Economía y Finanzas haya recibido en préstamos de política pública $2.26 billones, por tener una política de transición energética. Esto es importante. Además, la transición energética en Panamá se ha llevado a cabo con la colaboración de 56 organizaciones internacionales que han donado entre todas alrededor de $10.4 millones, pero todavía nos falta más”.
Lindo Riggs espera que la siguiente gestión administrativa dé continuidad con la iniciativa. Panamá está siendo reconocido por Naciones Unidas como uno de los 30 países que mejor está llevando el proceso de transición energética. Hemos colaborado con los Emiratos Árabes Unidos y Naciones Unidas, para la creación oficial del Día Mundial de la Energía Limpia, un legado panameño donde cada 26 de enero todas las familias, las organizaciones y las empresas del planeta van a rendir cuentas de la transición energética.
Para el año 2030, la representante de la SNE estimó que Panamá debería contar con una capacidad instalada en los techos de 1.700 megawatts de energía fotovoltaica y eólica, con la finalidad de que estén conectados a la red eléctrica para disminuir la tarifa eléctrica en un 30% , y aprovechar las nuevas tecnologías como almacenamiento de energía en sistemas de baterías para captar la energía solar para que sea empleada en la noche.
“Nuestra estrategia de transición energética busca posicionar a Panamá como un hub de energía sostenible y producir en nuestro país nuevos energéticos limpios, tales como: el hidrógeno verde, el amoniaco verde y el metanol, entre otros, para venderlos al sector marítimo, al sector aviación y que también puedan ser utilizados en los equipos de carga pesada”, explicó.
Lo antes mencionado dejaría un Panamá con menos emisiones y una mayor tasa de salud. Lindo Rigg manifestó que tendría un impacto laboral y en salud, ya que “implementar la transición energética, no solamente genera 141.000 nuevos empleos, sino que también ayuda a que alrededor de 650.000 personas no vayan a tener enfermedades respiratorias porque ese humo de la quema de combustibles fósiles ya no va a estar, lo que permitiría al Ministerio de Salud ahorrar en un corto plazo $20 millones por no tener que atender resfriados y un ahorro a largo plazo de alrededor de $700 millones al año 2050, porque no vamos a tener personas visitando los centros de salud y los hospitales públicos, porque tenemos un clima más sano”.
Mencionó también que de implementarse todos estos tipos de energías, generaría beneficios claves para la finanzas públicas del país, pues disminuirían los subsidios que el Estado destina a energía. “La gente va a estar generando su energía con el sol y no van a tener que recibir subsidios en alrededor de $560 millones en el corto plazo, al 2030. Si continuamos en el camino que vamos, se pueden convertir en ahorros de hasta $10.500 millones, por no tener que subsidiar los diferentes tipos de energía”, agregó.
Resaltó además que el producto interno bruto (PIB) de Panamá va a crecer con la transición energética en alrededor de $125 billones al 2050.
La matriz energética de Panamá en este momento se encuentra en un 66% de energías renovables y en estas, un 49% de la participación es hídrica, alrededor de un 13% energía eólica junto con la solar y el restante es a gas.
Con casi cuatro años de aprobación, la Agenda de Transición Energética de Panamá registra hasta enero de 2024 un avance del 47,5%. La iniciativa consta de siete estrategias y cuatro hojas de ruta aprobadas, destacó ayer, Rosilena Lindo Rigg, secretaria nacional de Energía, durante la entrega de “Reconocimientos de la transición energética 2023-2024”.
Se trató de 88 reconocimiento a personas, empresas y organizaciones por aportar con las 16.800 horas hombre en los trabajos de consulta pública sobre la transición, precisó la titular de la Secretaría Nacional de Energía (SNE), dependencia del Ministerio de la Presidencia.
La implementación de la agenda, indicó, se planteó para el periodo 2020-2030; sin embargo, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), publicada el pasado 19 de junio, ubicó a Panamá por segundo año consecutivo, en el puesto 51 de 120 en la lista de países con mejor proceso de transición energética en el mundo.
Independientemente del indicador internacional, para Lindo Riggs, la transición energética en Panamá ha venido avanzado y creciendo. “Este es un proceso ordenado, pausado y analítico que nos permitió crear 266 líneas de acción donde cada uno de los panameños se puede ver representado. Este es un proceso que se llevó a amplias consultas, no tan solo en el medio de la pandemia sino yendo a los pueblos originarios a consultarles”, afirmó.
Lo anterior —dijo— son líneas de acción que “han servido para que el Ministerio de Economía y Finanzas haya recibido en préstamos de política pública $2.26 billones, por tener una política de transición energética. Esto es importante. Además, la transición energética en Panamá se ha llevado a cabo con la colaboración de 56 organizaciones internacionales que han donado entre todas alrededor de $10.4 millones, pero todavía nos falta más”.
Lindo Riggs espera que la siguiente gestión administrativa dé continuidad con la iniciativa. Panamá está siendo reconocido por Naciones Unidas como uno de los 30 países que mejor está llevando el proceso de transición energética. Hemos colaborado con los Emiratos Árabes Unidos y Naciones Unidas, para la creación oficial del Día Mundial de la Energía Limpia, un legado panameño donde cada 26 de enero todas las familias, las organizaciones y las empresas del planeta van a rendir cuentas de la transición energética.
Para el año 2030, la representante de la SNE estimó que Panamá debería contar con una capacidad instalada en los techos de 1.700 megawatts de energía fotovoltaica y eólica, con la finalidad de que estén conectados a la red eléctrica para disminuir la tarifa eléctrica en un 30% , y aprovechar las nuevas tecnologías como almacenamiento de energía en sistemas de baterías para captar la energía solar para que sea empleada en la noche.
“Nuestra estrategia de transición energética busca posicionar a Panamá como un hub de energía sostenible y producir en nuestro país nuevos energéticos limpios, tales como: el hidrógeno verde, el amoniaco verde y el metanol, entre otros, para venderlos al sector marítimo, al sector aviación y que también puedan ser utilizados en los equipos de carga pesada”, explicó.
Lo antes mencionado dejaría un Panamá con menos emisiones y una mayor tasa de salud. Lindo Rigg manifestó que tendría un impacto laboral y en salud, ya que “implementar la transición energética, no solamente genera 141.000 nuevos empleos, sino que también ayuda a que alrededor de 650.000 personas no vayan a tener enfermedades respiratorias porque ese humo de la quema de combustibles fósiles ya no va a estar, lo que permitiría al Ministerio de Salud ahorrar en un corto plazo $20 millones por no tener que atender resfriados y un ahorro a largo plazo de alrededor de $700 millones al año 2050, porque no vamos a tener personas visitando los centros de salud y los hospitales públicos, porque tenemos un clima más sano”.
Mencionó también que de implementarse todos estos tipos de energías, generaría beneficios claves para la finanzas públicas del país, pues disminuirían los subsidios que el Estado destina a energía. “La gente va a estar generando su energía con el sol y no van a tener que recibir subsidios en alrededor de $560 millones en el corto plazo, al 2030. Si continuamos en el camino que vamos, se pueden convertir en ahorros de hasta $10.500 millones, por no tener que subsidiar los diferentes tipos de energía”, agregó.
Resaltó además que el producto interno bruto (PIB) de Panamá va a crecer con la transición energética en alrededor de $125 billones al 2050.
La matriz energética de Panamá en este momento se encuentra en un 66% de energías renovables y en estas, un 49% de la participación es hídrica, alrededor de un 13% energía eólica junto con la solar y el restante es a gas.