Panamá da un paso esperado, aunque con los dientes apretados
- 20/11/2024 00:00
- 19/11/2024 18:53
La selección panameña redondea el año alcanzando ante los ticos dos objetivos buscados; quedan también lecciones para reflexionar Caminando al filo del precipicio y con el corazón palpitando, solicitando la finalización del partido, la Selección de Panamá cerró ante Costa Rica el 2024 alcanzando dos valiosos objetivos para abrazar la llegada del 2025 en la cúspide del fútbol centroamericano: clasificando al Final Four de la Liga de Naciones y a la Copa Oro.
Fue un duelo inédito en el historial de los enfrentamientos entre ambos seleccionados por las circunstancias peculiares y cambiantes que ofreció el encuentro. Hubo momentos en que se pudo quebrar el partido a favor de los ticos -que de darse parecían muy complicado revertirlos para los canaleros-, y se jugó a un ritmo de ida y vuelta propio de una final.
Panamá terminó (como se diría en el argot de la tauromaquia) llevándose la faena con merecimientos, aunque en ella estuvo a punto de ser corneado fatalmente por los ticos; de haber sucedido esto último hay que ser francos reconociendo que también los ticos hicieron iguales merecimientos para salir ganadores de este encuentro, de allí el aplauso final del público en el estadio para ambas selecciones.
Este empate 2-2 le concedió a los panameños ser justos ganadores globales de esta llave clasificatoria, cuya balanza se inclinó a su favor por el triunfo 1-0 en el partido de ida celebrado el jueves pasado en San José. Pero no por ello se debe pasar por alto algunas reflexiones, que seguramente abordará internamente el cuerpo técnico durante el lapso de descanso competitivo que tendrán hasta el año entrante, ya que quedó al desnudo un claro bajón en su rendimiento.
La selección tuvo la noche del lunes profundidad ofensiva, creó oportunidades para anotar e hizo transiciones reiteradas en ataque que provocaron o abrieron espacios en la defensa de Costa Rica, pero también quedó en evidencia que careció de equilibrio en el medio campo entre atacar y saber defenderse.
En ese sector fue notoria cierta incapacidad para cortar oportunamente el juego, de hacer de esa zona un territorio donde se trabara más el partido, donde se congestionara la circulación del balón, impidiendo al contrario el fluido del juego hacia el área canalera. Esto permitió, sobre todo en el segundo tiempo, que Costa Rica se hiciera con el manejo del medio campo, ganándole muchas veces la espalda a la defensa panameña, haciendo temblar los cimientos del Rommel Fernández como en las dos intervenciones del VAR y en ese cabezazo tico sobre el final que cortó la respiración.
Hubo dos momentos clave que los costarricenses no supieron capitalizar en el primer tiempo: el del penal a los 6 minutos en el que demostraron inseguridad mental al tomar el balón para cobrarlo Ugalde, y luego cedérselo a Madrigal, proyectando en los dos inseguridad y dudas, que supo aprovechar Mosquera para atajarlo; y el del mal cierre en el primer tiempo roto por José Luis Rodríguez con su gol. La entrada de Joel Campbell en el segundo tiempo le aportó a los ticos referencia, experiencia, mayor penetración y tenencia del balón en la zona media.
En 2025 vienen las eliminatorias, el Final Four y la Copa Oro, el cuerpo técnico a la cabeza de Thomas Christiansen deberá encontrar soluciones para minimizar las carencias y potenciar más las virtudes que han llevado a la Selección Panamá a terminar el año con alegría.
Caminando al filo del precipicio y con el corazón palpitando, solicitando la finalización del partido, la Selección de Panamá cerró ante Costa Rica el 2024 alcanzando dos valiosos objetivos para abrazar la llegada del 2025 en la cúspide del fútbol centroamericano: clasificando al Final Four de la Liga de Naciones y a la Copa Oro.
Fue un duelo inédito en el historial de los enfrentamientos entre ambos seleccionados por las circunstancias peculiares y cambiantes que ofreció el encuentro. Hubo momentos en que se pudo quebrar el partido a favor de los ticos -que de darse parecían muy complicado revertirlos para los canaleros-, y se jugó a un ritmo de ida y vuelta propio de una final.
Panamá terminó (como se diría en el argot de la tauromaquia) llevándose la faena con merecimientos, aunque en ella estuvo a punto de ser corneado fatalmente por los ticos; de haber sucedido esto último hay que ser francos reconociendo que también los ticos hicieron iguales merecimientos para salir ganadores de este encuentro, de allí el aplauso final del público en el estadio para ambas selecciones.
Este empate 2-2 le concedió a los panameños ser justos ganadores globales de esta llave clasificatoria, cuya balanza se inclinó a su favor por el triunfo 1-0 en el partido de ida celebrado el jueves pasado en San José. Pero no por ello se debe pasar por alto algunas reflexiones, que seguramente abordará internamente el cuerpo técnico durante el lapso de descanso competitivo que tendrán hasta el año entrante, ya que quedó al desnudo un claro bajón en su rendimiento.
La selección tuvo la noche del lunes profundidad ofensiva, creó oportunidades para anotar e hizo transiciones reiteradas en ataque que provocaron o abrieron espacios en la defensa de Costa Rica, pero también quedó en evidencia que careció de equilibrio en el medio campo entre atacar y saber defenderse.
En ese sector fue notoria cierta incapacidad para cortar oportunamente el juego, de hacer de esa zona un territorio donde se trabara más el partido, donde se congestionara la circulación del balón, impidiendo al contrario el fluido del juego hacia el área canalera. Esto permitió, sobre todo en el segundo tiempo, que Costa Rica se hiciera con el manejo del medio campo, ganándole muchas veces la espalda a la defensa panameña, haciendo temblar los cimientos del Rommel Fernández como en las dos intervenciones del VAR y en ese cabezazo tico sobre el final que cortó la respiración.
Hubo dos momentos clave que los costarricenses no supieron capitalizar en el primer tiempo: el del penal a los 6 minutos en el que demostraron inseguridad mental al tomar el balón para cobrarlo Ugalde, y luego cedérselo a Madrigal, proyectando en los dos inseguridad y dudas, que supo aprovechar Mosquera para atajarlo; y el del mal cierre en el primer tiempo roto por José Luis Rodríguez con su gol. La entrada de Joel Campbell en el segundo tiempo le aportó a los ticos referencia, experiencia, mayor penetración y tenencia del balón en la zona media.
En 2025 vienen las eliminatorias, el Final Four y la Copa Oro, el cuerpo técnico a la cabeza de Thomas Christiansen deberá encontrar soluciones para minimizar las carencias y potenciar más las virtudes que han llevado a la Selección Panamá a terminar el año con alegría.