• 03/01/2020 00:00

¿De quién es la culpa?

Hoy día no se puede ser maestro sin vocación. El maestro del siglo XXI tiene que ser creativo en cómo hacer que sus estudiantes se enamoren de lo que enseñan.

La falta de responsabilidad y falta de capacitación en lo que es la ética profesional de un educador es quizás la razón por la cual tantos estudiantes han venido fracasando.

El señor Humberto Montero, dirigente magisterial, declaró a Telemetro las siguientes palabras: “Aquí nos quieren echar la culpa a los docentes de los fracasos de los estudiantes y no lo vamos a aceptar”.

Lo increíble es que no está en él aceptar o no lo que es obvio, un maestro es tan bueno como lo es el aprendizaje de sus alumnos.

También indicó que “la educación es un problema de todos”, y él tiene en estas pocas palabras mucha razón. Le toca a todo un país educar a su juventud.

Existe una parte de la que no se habla, y es que los mismos docentes no saben cómo enseñar a los estudiantes de bajos ingresos.

Dentro de las responsabilidades de los docentes está llamar a los padres de familia de los estudiantes que están en peligro de fracasar, no llamarlos cuando ya están fracasados.

O tal vez no saben que cada uno aprende diferente y que en su planificación deben de diferenciar el material que ellos van a enseñar.

Lo peor es el simple hecho de que los docentes se autoevalúan trayendo consigo un conflicto de intereses.

Telemetro reportó que los docentes “no permitirán ser culpados por un trabajo que involucra a más personas”.

Me disculpo ante tan pequeña excusa dada por el señor Montero. En realidad, cada maestro es responsable de hacer su labor. Si los maestros no reflexionan en sus métodos y estrategias de enseñanza, entonces nunca van a hacer un buen trabajo.

La entrevista conducida por la periodista Linda Batista hace hincapié en las palabras del dirigente magisterial: “los docentes han hecho propuestas que se han engavetado”. Es triste ver excusas de esta clase porque no he visto que caminen las calles por las propuestas engavetadas, sino más bien por un aumento de sueldo.

Los maestros se quejan porque las direcciones nacionales del Ministerio de Educación (Meduca) no están haciendo su trabajo, según la periodista Batista. Y también porque los alumnos son responsabilidad de la familia. Muchos ciudadanos no pueden sentarse con sus hijos porque hay muchos padres solteros y madres solteras. Hay problemas de transporte, salud y nutrición.

Hoy día no se puede ser maestro sin vocación. El maestro del siglo XXI tiene que ser creativo en cómo hacer que sus estudiantes se enamoren de lo que enseñan.

En ocasiones tienen que jugar varios papeles en la vida de estos jóvenes. Si el educador no puede y no está dispuesto a ayudarlos, entonces, es mejor que cambie de carrera.

Doctora en Educación y Liderazgo
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