• 27/09/2022 00:00

Por un Panamá con Libertad Económica

La oportunidad de conseguir una mejor calidad de vida para todos, reducir la pobreza, y evitar el camino de otros países de la región, está en nuestras manos

Mientras se dirigía a su nuevo trabajo en la Empresa Nacional de Estatizaciones como sub-supervisor de cuentas por pagar, Pedro encontró en un kiosco el ejemplar del día del último periódico de libre circulación que quedaba en Panamá. En las pocas páginas de este, encontró un anuncio que mostraba dos listas de diez países cada una. En la primera estaban Suiza, Nueva Zelanda, Taiwán, Estonia, Finlandia, entre otros, mientras que en la segunda estaban Corea del Norte, Venezuela, Cuba, Panamá, Sudán, y otros cinco países. El título del anuncio decía: “¿En cuál de las dos listas quisieses poder vivir?” Para ese año, el 2027, la calidad de vida de los panameños había caído considerablemente, y se encontraba en los últimos puestos de la mayoría de los rankings e índices internacionales, incluidos el de libertad económica, en el cual se codeaba con los otros cuatro países de la segunda lista. Con una economía casi que al 100% nacionalizada, el Balboa Soberano como moneda de curso forzoso, y con una inexistente separación de poderes ni respeto al estado de derecho, el país había colapsado de manera extraordinaria. Pedro recordaba con lamentos el Panamá de antes, en el cual tenía muchas oportunidades, especialmente la de haber podido cambiar el rumbo de las cosas, pero no actuó a tiempo —como la mayoría de sus conciudadanos— que se creyeron el cuento de “eso no pasará aquí”.

“Bueno, a seguir colocando sellos de rechazo a los pagos de expropiaciones, que aún no termino con el 2025…” se dijo al llegar a su oficina, la cual estaba cada vez más vacía por el éxodo masivo de panameños que estaba ocurriendo.

Creo que todos estamos en sintonía y queremos evitar que esa realidad de Pedro, de la cual solo vimos un flash, se concrete en nuestro país. Sin embargo, vale la pena hacernos una pregunta muy similar a la que rezaba en el anuncio que leyó Pedro. Si pudiésemos elegir entre ambas listas (reemplazando a Panamá por Zimbabue), para que nuestro país se asemeje más a las naciones de una que de la otra, ¿Cuál sería? Si bien sabemos que los de la primera tienen mayor libertad económica que los de la segunda, tal vez dar un poco de información más profunda ayudará a tomar la decisión.

Los países en la primera lista tienen una mejor calidad de vida (medido por el promedio del PIB per cápita, ajustado a paridad en poder adquisitivo, de los países de la lista) de entre 6 a 10 veces más que el de la segunda. Si bien esta cifra puede sonar impactante, algunos dirán que el PIB no lo mide todo —lo cual comparto plenamente. Siendo así, tomemos otra medición, la de pobreza multidimensional. Los países en la segunda lista, en promedio, tienen tres veces más población viviendo en pobreza multidimensional que los de la primera lista; en otras palabras, los países de la segunda lista tienen mayor incidencia de personas viviendo con pobre, o nula, calidad y acceso a educación, salud básica, y estándar de vida en general, que los de la primera.

Ahora bien, estas mediciones nos muestran una imagen en el tiempo que dice muchísimo, pero no explica el motivo por el cual se da esta realidad. Como comentamos más arriba, y que Pedro vivió en carne propia, todo trata sobre oportunidades. El acceso a las oportunidades para salir adelante, y que cada uno pueda diseñar su plan de vida, y llevarlo a cabo, es fundamental para reducir la pobreza multidimensional y tener mejor calidad de vida. Estas oportunidades son más en cantidad y calidad, a medida que tú y yo tengamos mayor libertad económica. ¿Por qué? Porque a mayor libertad económica hay más emprendimiento (medido por el Legatum Prosperity Index) e innovación (medido por el Global Innovation Index), lo cual se traduce en más empleos, reactivación y estimulación económica, y mejores salarios. Todo esto ayuda, de sobremanera, a que haya un desarrollo socioeconómico real y que exista movilidad social, para que la persona que ha nacido en el barrio más humilde pueda optar por un mejor futuro para sí misma.

Hemos abarcado bastante en nuestro camino a entender la importancia de la libertad económica, particularmente para aquellas personas que están en situaciones de vulnerabilidad y pobreza multidimensional. No obstante, hace falta un componente importantísimo para que todo esto sea sostenible y duradero, el respeto al estado de derecho, la seguridad jurídica, y la institucionalidad. Los países que defienden los ideales republicanos de integridad gubernamental, efectividad judicial, derechos de propiedad bien resguardados, y gobernanza democrática, son aquellos que logran establecer las bases necesarias para conseguir esas oportunidades que hemos mencionado, y que las mismas se traduzcan en una mejor calidad de vida para todas las personas.

Desde APEDE, como parte del sector privado, tenemos muy claro que todo lo que se ha escrito solo se conseguirá siendo propositivos y saliendo a defender sin miedo alguno nuestros valores de democracia y libertad; y esto no lo podemos hacer solos. Tú, que nos lees, eres parte fundamental e invaluable en el devenir de nuestro Panamá. Aprovechemos la oportunidad que aún tenemos, y hagamos de Panamá un faro de libertad, para alcanzar la prosperidad que todos deseamos.

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